Granja, olivar y huerta ecológicos en Montilla y Montalbán (Córdoba)
La familia de Ecológico Márquez Domínguez (Ecomardom) tiene su granja avícola y sus olivos en la sierra de Montilla y una nutrida huerta en Montalbán. Una producción de huevos, aceite, verduras y hortalizas que, en palabras de Pascual hijo, “no es simplemente un negocio: es un modo de vida, nuestra forma de vivir, de pensar y de hacer las cosas”.
Y es así para el padre, Pascual, la madre, Toñi y sus tres hijos: Pascual, Jesús y David. Una familia al completo que ha hecho de la producción ecológica su prosperidad y su felicidad y para quienes los olivos, las plantas que ayudan a crecer y los animales de su granja son también parte de la familia. “Los cuidamos como a uno más, por eso lo que nos dan no puede ser nada más que bueno”.
Todo comenzó a partir de 1999, cuando se sumaron a los pioneros de la agroecología en la región, enfrentando prejuicios y miedos. Dice Pascual padre que se pensaba de él que era “un montalbeño loco con un terreno con dos estacas muy bien puestas pero a las que la hierba les subía por lo alto”. Hoy en día y después de un arduo aprendizaje, lo conseguido es fuente de orgullo y ejemplo para otras producciones.
“Siempre nos hemos dedicado al campo pero no fue fácil pasarnos a ecológico cuando no había los conocimientos que hay hoy”, nos cuenta Pascual hijo y detalla que una de las razones que les llevaron a cambiar fue el precio, porque “en el campo, el dueño no es quien pone el precio a sus productos, lo ponen otros, entonces la agroecología se presentó como una forma de contrarrestarlo”.
“Y sobre todo la salud, que no lleva productos químicos ni nada raro”, apostilla el padre. “Yo trabajaba en convencional y he echado líquidos que decían que no dejaban residuos. Pero cuando me dí cuenta de que, echando esos productos, los olivares se tiraban cuatro años sin tener una hierbecita por debajo del pie del olivo… ¿que no es residual? ¡Lo que es, es veneno puro!”.
Casi al mismo tiempo que la conversión del olivar, comenzó también la aventura con las gallinas, que viven libres campando a sus anchas entre los olivos. “No es lo mismo comerte un huevo de una gallina que pone donde quiere, que va para allá y para acá, a uno que lo pone una gallina en una jaula, a la que le están metiendo antibióticos. Es imposible que sea igual”, nos dice Toñi, la madre.
“Todo lo que hemos aprendido ha sido a base de trabajo, de resolver las dificultades porque no había quien te pudiera explicar nada. Las gallinas desbrozan el olivar, lo abonan, lo tienen limpio y además ponen los huevos”, explican padre e hijo.
Y finalmente la huerta, en la que además de sembrar una amplia variedad de verduras y hortalizas, no dejan de experimentar con nuevos cultivos como, por ejemplo, los cacahuetes. “Nos metimos en ecológico por principios, ni siquiera por economía”, explica Pascual padre que asegura que “cuando ya te adaptas, aprendes y lo sabes hacer es tan económica como la convencional o incluso más”.
“Nuestro sueño es simple: poder vivir dignamente del manejo agroecológico y que esté reconocido. Falta un poco más de producción, de regularidad y controlar un poco más el mercado. Y luego la gente, que la mayoría de las personas no saben que el huevo es también un producto de temporada, entonces hay que informar, que trabajar un poquito más en concienciar”, señala el hijo.
“Amantes y amigos de la naturaleza”, en Ecomardom disfrutan del campo, de “la libertad que da, de ver amanecer todos los días” y se enorgullecen de formar parte de otra familia más grande, la de Subbética Ecológica: “al ritmo en que está creciendo es una maravilla poder aportar y participar. Está muy bien organizada y se le da mucha importancia a explicarle a la gente qué somos, qué hacemos y qué queremos hacer”, concluyen.
Te acercamos la manera de trabajar, los valores y el espacio de nuestros productores y productoras con el afán de estrechar vínculos, cultivar la transparencia y dar a conocer nuestra red.
Alrededor de 500 soci@s integran la Asociación de Productores y Consumidores Subbética Ecológica, que desde el 2009 trabaja para fomentar y afianzar un desarrollo sostenible a través de la producción y el consumo ecológicos.
La campaña “El alma de nuestr@s productor@es” se ha realizado gracias a la colaboración de Diputación de Córdoba.
Desde el año 2017, NanoMundo trabaja con la Asociación Subbética Ecológica en la Campaña “El alma de nuestr@s productor@s”, una serie de cortometrajes documentales, reportajes en profundidad y colecciones fotográficas que dan cuenta de las familias productoras que integran este colectivo de producción y consumo ecológicos. Todo el material de este artículo forma parte de esa campaña.