Un rato con Sabina

Transcripción íntegra de una rueda de prensa con el artista.

Joaquin Sabina durante su concierto en Quito

Llega a Quito el miércoles 26 de mayo de 2010 procedente de Medellín, Colombia, en el marco de su gira “Vinagre y Rosas”. Es la cuarta vez que visita la capital ecuatoriana, la anterior, hace poco más de dos años con «Dos pájaros de un tiro» y acompañado de Serrat. Las entradas para el concierto se han vendido “muy bien”, según el organizador del evento, lo que supone la continuación del éxito de su nuevo trabajo en escenarios de España y México, entre otros países. El encuentro con la prensa se produce un par de horas después de ser nombrado Huésped Ilustre de Quito y de mantener una reunión con el alcalde y algunos concejales.

Mientras le hacen fotos y recibe decenas de flashes en los ojos asegura irónicamente que eso es lo que más le gusta, “posar para las fotos”. Se sienta presidiendo una mesa rectangular donde le esperan una veintena de periodistas, todas mujeres excepto un chico. Al fondo hay cinco o seis cámaras apuntándole fíjamente. Delante suya, numerosas grabadoras y los respectivos micrófonos de los medios. Lo primero que hace es sacar un cigarrillo: “Si fumo, ustedes no se chivan ¿no?”, pregunta sonriendo. Durante la conversación con la prensa se fuma tres o cuatro más y se bebe una cerveza. Se muestra relajado y bromista.

Periodista: Joaquín, que gusto tenerte aquí de nuevo entre nosotros. Te estaba viendo cuando has posado pero se te nota un poco tímido para las fotos… Había leído en algún momento que a ti te amedrentan las entrevistas periodísticas. Te pregunto, ¿son las entrevistas o son los periodistas? ¿Qué tienen los periodistas que pueden causar un poco de malestar incluso a los políticos?

Sabina: Uno escribe canciones… Uno quería de joven escribir, no quería ser modelo de fotografía. Y con respecto a las entrevistas, a mí me gusta muchísimo charlar entre amigos y eso con periodistas es muy difícil, aunque hay periodistas amigos. Luego, lo del hermoso oficio del periodismo, al que yo me dediqué durante un tiempo, últimamente está por los suelos, es decir, a nadie le interesan las canciones y haces una entrevista de cuatro horas hablando de todo y lo que sale en el titular es que has dicho “caca culo pedo pis”. Tampoco es que me importe pero los cantantes y los periodistas hace tiempo que nos estamos perdiendo mutuamente el respeto y yo ya tengo 61 años… Uno está un poco cansado de muchísimas tonterías. Hay periodistas maravillosos. No son la mayoría.

P: Has comentado que ya no eres tan callejero y que ya no amaneces en los bares…

S: En defensa propia eh? La vocación la sigo teniendo…

P: Seguro, pero ¿en verdad te has vuelto tú tan doméstico?

S: Bueno, como todos los animales domésticos hay alguien que los domestica. A mí me gustaría seguir amaneciendo en los bares pero prefiero ser un cantante vivo a vender discos póstumos. Así que hubo un momento en que no tuve más remedio que levantar el pie del acelerador y pensar que la vida merecía la pena vivirla cuidándose un poquito. Me enrabieta de vez en cuando. Hay muchas veces, después de un concierto… lo que quiero es irme a los bares de Quito a conocer a la gente y a tocar con una guitarra sola en un tugurio y eso ya no lo hago y lo lamento mucho.

P: Joaquín, como estás. Pese a que fue hace dos años, parece que pasaron siglos sin verte. Mi pregunta en este caso es que, en una entrevista tuya reconociste que tus canciones nacieron de determinados cataclismos y, a parte, ¿tiene “Vinagre y Rosas” canciones autobiográficas? Y si es así, ¿cuáles?

S: Empiezo por la segunda pregunta. «Viudita de Clicquot» es muy autobiográfica. Es una canción sobre cumplir 60 años que es un cataclismo. Yo quisiera ser mucho menos autobiográfico de lo que soy, quisiera contar historias que no tuvieran nada que ver conmigo, lo pretendo cada vez que me pongo a escribir una canción, pero luego… los genes son los genes y no sé separarme demasiado de mí para escribir canciones. En cuanto a lo de escribir con los cataclismos lo que quería decir es que envidio mucho a mis compañeros de oficio que cuando hacen un disco se van todos los días a una hora a un estudio y después de dos meses tienen un disco. Yo no sé hacer eso, nunca lo he sabido. Tengo un estudio precioso en mi casa: jamás me he sentado allí a grabar una canción, excepto con la policía sentándome, y tengo un despacho estupendo donde nunca me he sentado. Yo escribo en los trenes, en los aviones, en los cuartos de hotel, no cuando yo quiero sino cuando las musas, después de estar follando con Serrat, deciden dedicarme un ratito.

P: Entendemos que pasaron ya varios años, tienes ya 61 nos acabas de decir…

S: Aparento 60 eh?

P: Pero si regresáramos a 1970 ¿volverías nuevamente a protestar contra Franco aunque eso te supusiera el exilio nuevamente?

S: Bueno, yo creo que protestar contra Franco era una necesidad biológica y democrática. No lo hice solo yo, lo hizo muchísima más gente. Aún así Franco murió en su cama, no te olvides, eh? O sea que mi exilio no fue un exilio porque me iban a matar o algo así, hubo muchísima gente exiliada porque sí la iban a matar. Fue un exilio porque era un estudiante que estaba en los alrededores de… Entonces, el único partido que había en España era el Comunista, ahora ya nos hemos olvidado de todo eso porque el muro de Berlín se derrumbó y a mí me dio en la cabeza un ladrillo, pero entonces, para ser antifranquista había que estar en eso. Eran otros momentos y otros años. Yo me fui porque no podía esconderme, porque tenía que irme al servicio militar, que entonces era obligatorio y también me fui porque tenía una maravillosa novia inglesa, así que mi exilio es un exilio no tan heroico.

P: Joaquín, un gusto compartir la mesa contigo. Tú hablabas (con un periodista local, en una entrevista telefónica anterior al encuentro con la prensa) que lo que quieres ahora es ser un poco más íntimo, con la gente más de cerca, pero ¿crees que después de tener tanta fama, tener tantos fans es posible volver a una intimidad tan cercana?

S: Bueno, es que yo no quiero fans, yo quiero cómplices, porque la palabra fan viene de fanático y a mí no me gustan los fanatismos. No me gusta que me confundan con un profeta o con un ideólogo o que me pongan trajes que me vienen realmente muy grandes. Yo soy un cantante popular, escribo canciones, que es un género que se escribe con minúscula, no con mayúscula. A mí me gustan los teatritos, me gustan los barecitos… He disfrutado y estoy disfrutando mucho de esta gira en lugares muy grandes pero estoy bastante seguro de que después me van a apetecer sitios más íntimos, donde la música tenga matices, donde uno cante para personas que sean muy cercanas y muy cómplices: la inmensa minoría.

P: Tu nuevo disco coincide en algo con el nuevo disco de Silvio Rodríguez y es que ambos hacen un homenaje Violeta Parra. En una presentación que hizo Silvio recientemente en La Habana nombró la coincidencia y dijo, pues en son de broma, que a él se le había ocurrido primero, que su amigo Sabina se lo había robado…

S: Era en son de broma. Mi canción está no solo escrita sino rodando por ahí por…, cómo se llama, no sé qué Tube… hace quince años por lo menos. Los chilenos saben que desde hace quince años cuando voy a Chile la canto, no la he cantado en ningún otro sitio y no la he grabado hasta ahora y la razón de por qué la grabé ahora es porque la Negra Sosa, antes de morir, me pidió una canción para cantar los dos y se me ocurrió que ella, que tenía tanta cercanía con Chile, que había estado en todas esas aventuras, esa podría ser la que cantáramos juntos y, una vez que se la dí a ella, como luego murió, casi como un homenaje a Violeta y a ella la grabé, pero anda por ahí. ¡Silvio me la ha robado! Oye, de todos modos, la de Silvio es infinitamente mejor que la mía.

(El organizador del evento da paso a la siguiente periodista y Sabina se da cuenta y se alegra…) ¡Qué bien, todo chicas, este sí es el periodismo que yo amo, este es un gran periodismo!

P: Hay quienes consideran que «Vinagre y Rosas» es el trabajo más literario de todos tus discos, ¿compartes esta opinión?

S: Puede que sea el más literario porque las letras están escritas a cuatro manos con un poeta, con Benjamín Prado. Hace como diez años que me tomo más copas con poetas que con músicos, porque ando bastante metido en ese mundo y porque cada vez creo que la palabra se maltrata más en las letras de las canciones. Si algo tuviera yo que aportar a este género sería tratar las palabras como si fueran gardenias. Puede ser que sea el más literario. Eso no quiere decir que yo piense que es el mejor, eh? Porque la canción popular, a veces, cuanto menos literaria, mejor. Pero sí… es el más literario.

P: A punto de empezar el Mundial, sabemos que también eres hincha de fútbol y de uno de los mejores equipos de España…

S: El mejor, eh?

P: … Querría saber tu opinión acerca de tu selección en el próximo mundial.

S: Yo creo que la selección española, que siempre ha defraudado a todo el mundo y siempre ha perdido, este año está en unas condiciones estupendas. Creo que son demasiado buenos, parece que juegan con esmoquin, no hacen faltas, no agreden, tratan bien al balón… con lo cual creo que luego llegarán los argentinos o los alemanes dando patadas y se llevarán el mundial, pero nuestra selección este año sí es la más exquisita y la que hace el mejor fútbol de todas.

Más mujeres! Qué buen periodismo en Quito!

P: Qué gusto poder compartir esta tertulia contigo… Hablando de mujeres… Usted dijo que Jimena es la última, pero que en el fondo le gustaría que fuese la penúltima… eso ¿es un convencimiento o es de dientes para fuera?

S: Es una frase… Decía Mario Benedetti, que estuvo 50 años con la misma mujer, que él era monógamo pero no fundamentalista.

P: Hola Joaquín… La felicidad… ¿cuándo se está feliz es más complicado escribir una canción?

S: Sí. Sí. Sí… Uno admira a los poetas malditos, locos, románticos, toda esa gran tendencia de las canciones desesperadas… En esos terrenos es donde yo he cultivado siempre mi género y mi modo de hacer canciones. A uno, las canciones de otros que más le gustan, no son las canciones de felicidad doméstica, son las canciones más desesperadas, más en el límite, eso me pasa no sólo a mí. Eso pasa con las películas, con la pintura, imagínate Bacon feliz, imposible. Eso es algo muy común a mucha gente y es verdad que a mí me pasa. Cuando estoy en una época un poco más ordenada, como es el caso de ahora, con una relación doméstica bastante razonable, todo está muy bien, excepto las musas.

(Comienza a preguntar el único chico…)

S: Que pasen a la siguiente chica!

P: Acabas de admitir que probablemente «Vinagre y Rosas» sea el disco más literario que tienes. Para quienes te hemos leído y te hemos escuchado declamar en conciertos no nos pasa desapercibido que algunas canciones tienen sus orígenes en algunos de tus sonetos. ¿Cómo abordas al momento de escribir la diferencia entre un soneto y una canción? ¿Te parecen muy cercanos, son lo mismo o cuál es la diferencia?

S: No es lo mismo, no. De hecho en un libro escribí cien sonetos y sólo dos y medio se convirtieron en canciones. Cuando uno escribe es mucho más libre, es decir, uno tiene toda la tradición literaria y todas las palabras a su alcance. Cuando uno escribe canciones, la canción es un corsé mucho más apretado, tiene que tener su estribillo, tiene que abrirse paso hacia los oídos del público de una manera mucho más directa que la poesía, que se ha convertido en un género muy de laboratorio, muy para otros poetas que ya tienen los códigos. Yo creo que la canción es un género más humilde, más popular y también más hermoso, porque cuando consigue eso de abrirse paso hacia el corazón de la gente es un milagro. Creo que es más difícil escribir canciones que escribir poesía hoy día.

P: Escribiste alguna vez, en uno de tus poemas que Quito es el Cuzco más ecuatoriano. Háblanos un poco de eso…

S: Sí, es que yo tengo una relación muy estrecha con Perú, voy dos o tres veces al año, duermo con una peruana, mi secretaria es peruana, mi casa está llena de peruanos todo el tiempo, sin embargo, cuando bajo a la calle, en la plaza de Tirso de Molina, que es donde yo vivo, y en Lavapiés, está lleno de ecuatorianos, todo el tiempo. A mí me encanta. También es verdad que Perú y Ecuador viven muy de espaldas. Yo les digo a mis amigos peruanos, pero ¿por qué carajo os vais a París y no vais a Quito que está aquí al lado? Y viven un poco de espaldas. Es verdad que tuve una especie de flechazo con Quito, desde el primer día me gustaron mucho esas callejuelas recoletas con tanto sabor de mi Andalucía y sentí algo especial, eso que luego estuve muchos años sin volver, y luego en los últimos años cuando he ido viniendo respiro en el aire un aroma que me gusta mucho. No sé explicarlo mejor. Creo que Quito es una gran desconocida para mucha gente y que es una ciudad que tiene un encanto recoleto, para mí, muy grande.

P: Joaquín quisiera saber si te seduce el mundo del cine y si hay algún papel que te convencería a llegar a las pantallas.

S: Bueno, a mí me gusta mucho, muchísimo el cine. Una vez hice un papel, era un papel muy fácil, porque la película se llamaba “Sinatra”. Era sobre un viejo cantante de cabaret que imitaba muy mal a Sinatra y yo tenía que hacer de un actor malísimo que imitaba muy mal a Groucho Marx, así que lo hice estupendamente. Con respecto al cine… no me llaman los directores.

P: En vísperas del mundial, ¿tú crees que ahora que se juega el mundial en Sudáfrica, se juega de cierta manera lo que hizo Mandela en el 95 cuando unió a su nación a través del rugby? ¿Crees que hay algo de eso en este mundial?

S: Bueno, yo recomiendo a todo el mundo que no lo haya leído que lea, a parte de ver la película, el libro de un periodista inglés, maravilloso, que cuenta todo eso que tu cuentas sobre Mandela y aquel partido imborrable. Mandela, tal vez, para mí, sea la persona viva que tiene un sentido de
la política más fuera de partidos, más fuera de guerras y más a favor de lo humano, de la reconciliación y de la amistad, como ha demostrado tantas veces. Ojalá que en tierra de Mandela, esos valores olímpicos, en los que jamás he creído, -creo que los mundiales no son más que intereses económicos-, ojalá Mandela le dé su tinte, no sé si lo hará, porque está muy viejecito y porque Sudáfrica ya no es lo que era con Mandela.

P: Bromeaste un poquito respecto a tu edad y me gustaría preguntarte…

S: No es ninguna broma, tener 61 años es una tragedia.

P: Pero te conservas muy bien…

S: Gracias!

P: Leí que tienes un proyecto con Calle 13 y cada vez tú tienes más fanáticos, cómplices, más jóvenes así que no sé si podrías comentarnos algo de eso.

S: Bueno, a mí me gusta mucho eso de meterme en lugares donde no me han invitado, me gusta mucho ser un impostor, mezclarme con gente que está muy lejos de las canciones que yo hago y hace un tiempo que los Calle 13 andan llamándome para hacer algo. Los conocí el otro día en Puerto Rico y nos entendimos muy bien. No hay un plan concreto, nunca he tenido yo planes concretos de colaboraciones con gente pero es probable que salga algo. A mí me gusta… Ellos están en un terreno…. horrible, quiero decir, el rap y el hip hop es un medio fantástico para recuperar rimas de la lengua castellana, para protestar y para vomitar, pero lo están haciendo, todo el mundo, con muchas faltas de ortografía y ellos tienen una cosa creadora que yo me creo, porque en ellos es verdad, y ojalá podamos hacer algo juntos.

P: Bueno, Joaquín para romper el hielo…

S: ¿Qué hielo?

P: …y para envidia de mis compañeras que se van a poner un poco celosas, te traje un pequeño obsequio…

S: Hombre un Panamá!!! Por favor!!! Pero ahora te voy a defraudar porque tengo un cabezón tremendo…

P: No, no, yo ahí medí perfecto, ojalá lo puedas usar en tu show el sábado.

S: Ah no! Queda bien! Lo usaré, qué maravilla! Muchas gracias.

P: Es made in Ecuador.

S: Lo sé, lo sé.

P: Bienvenido Joaquín, mi pregunta es ¿qué artista español o latino cree que puede continuar la tendencia que ha marcado tanto usted como Serrat?

S: Mira, no son los más más jóvenes, pero a mí me gusta mucho Jorge Drexler que es uruguayo, por ejemplo. Me gustan los Calle 13, el grupo Pereza, que ha hecho conmigo dos rockanroles en este disco, y no sabría ya decir más nombres… porque no estoy tan al día, ya conté antes que ando más leyendo libros que escuchando discos. Pero no creo que sea el peor momento. Desde que yo existo siempre dice todo el mundo que es el peor momento para la canción, pero siempre aparece gente nueva. Hay una chica gitana-negra-mallorquina que se llama Concha Buika, que es una Chavela Vargas impresionante, jovencita. Por todos lados aparece gente y ahora, con Internet, a pesar de ser yo analfabeto en ese tipo de cosas, sé que esa tragedia del chico que vivía en una ciudad de provincias y no podía exponer su trabajo, ahora puede hacerlo automáticamente para el mundo entero y esa es una gran noticia.

P: ¿Todavía sale a caminar como cualquier cristiano?

S: Pues cuando me dejan sí, aunque me tenga que ir a Praga. Cuando me dejan es lo que más me gusta del mundo.

P: Buenas tarde Joaquín, bienvenido. Bueno, hablando un poco de la gira que hiciste, antes hablabas de los conciertos, las musas y Serrat ¿Qué es lo que más extraña y qué se terminó después de su gira con Serrat, a la que se definió como un matrimonio musical?

S: Con Serrat era todo bueno, no sólo en el escenario sino fuera del escenario, porque era una especie de fiesta intergeneracional, democrática. No creo que fueran conciertos de música, creo que eran conciertos de gente, incluidos nosotros, que íbamos a abrazarnos y a disfrutar juntos con unas canciones. Todo era bueno. Hay una cosa buena, sólo una, de no estar con Serrat y es que no tengo que darle la mitad de mi sueldo.

P: Después de un gran susto con tu salud hace unos años obviamente la vida ha cambiado mucho… ¿qué es lo que más extrañas de esa época en la que no había que pensar tanto en la salud?

S: Bueno, a mí usted no me verá nunca jugar partidos contra la droga, por ejemplo, porque hipócrita no es que no sea, es que no sé serlo. Por esa época de excesos lo único que siento es nostalgia. Parece ser que he sabido reciclarme, que me cuido un poquito más, que voy a vivir unos años más que no los he vivido ya, pero nadie me hará maldecir aquellas noches y aquellas madrugadas maravillosas.

P: Gracias por estar aquí. ¿Cómo fue esta experiencia de escribir con el poeta Benjamín Prado para las letras del nuevo disco? ¿Cómo fue ese encierro?

S: Bueno, hay una ventaja y es que a Benjamín lo acababa de dejar su novia y estaba desesperado, así que yo me aproveché de esa desazón y esa desesperación para escribir las canciones. Fue una experiencia muy feliz, estábamos los dos solos en Praga, paseábamos, nos metíamos en los clubes por la noche y escribíamos todo el día. Es muy difícil escribir con alguien y en el caso de Benjamín fue muy fácil. Él lo cuenta todo eso en un libro, que no sé si llegó aquí, que se llama «Romper una canción», cuenta casi con todo detalle el día a día, excepto la autocensura, porque hay cosas que si luego contamos… en fin.

P: Mi otra pregunta tiene que ver con su relación con las mujeres, en algunas canciones nos ha llamado brujas, nos llama…

S: Os he llamado de todo

P: Incluso en este disco nos llama embusteras. Quisiera saber si esta percepción de las mujeres es una concepción autobiográfica suya o…

S: De hecho discutí mucho esa canción de “Embustera” que es más de Benjamín que mía porque no me parecía muy apropiado gritarlo desde el escenario, pero a determinadas estructuras de rock and roll, siempre la ha venido bien, los Rolling Stone y Bob Dylan… las mejores canciones de amor de Bob Dylan son insultos, pero esos insultos son también frente al espejo. Si uno no se saca la lengua a sí mismo no está autorizado… Si usted me pregunta que si soy misógino, la respuesta es: claro que no.

P: A lo largo de su carrera, usted ha reflejado en varias canciones la sociedad y el momento histórico de países como Argentina, México, Cuba o Latinoamérica en general. Actualmente la región está viviendo lo que algunos dirigentes denominan no una época de cambio sino un cambio de época. ¿Cómo ve usted esta situación hoy en día en América Latina y quizás hay algún gobierno latinoamericano con el que usted se identifique más y por qué?

S: Muy complicado, claro. Yo creo que estos países latinoamericanos se aprovecharon con mucha astucia y mucho talento del momento en que el imperio, los EEUU, no estaban ocupándose tanto de su patio trasero porque estaban demasiado metidos en Irak y en todo ese tipo de conflictos. Creo que todo eso provocó una ola de gobiernos de izquierda, que no son todos iguales. No es igual Lula que Chávez, ni muchísimo menos, ni es igual Correa que Cristina Kirchner, pero sí, claro que recibí todo eso como una cosa que ya era hora de que sucediera. Era como una segunda declaración de independencia. Luego hay millones de matices en cada país, no hay dos países iguales, pero sí creo que ha sido un momento esperanzador en general. Un gobierno en especial que me gusta, no sé, uno no es tan partidario de un gobierno sino más de los pueblos pero creo que la Bachelet en Chile hizo un trabajo muy decente.

P: Europa…

S: Está muy aburrida, eh? Es una vieja dama menopaúsica y enjoyada.

P: Pero hay una situación de crisis brutal… ¿qué opina de cómo se está llevando esto en Europa y particularmente en España, y sobre todo, qué opina de cómo está reaccionando la sociedad y el ciudadano de a pie frente al problema?

S: Primero pasó lo que todos sabéis, les pidieron dinero a los contribuyentes para salvar los bancos, los bancos vuelven a ganar muchísimo dinero y ahora, otra vez, le hacen un ajuste durísimo. Yo estoy preocupadísimo, muy preocupado por la situación en mi país, entre otras cosas por la pérdida de soberanía, es decir, ya no manda Zapatero o los electores o el Parlamento, mandan los que llaman por teléfono del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional a decirle que hay que hacer eso, sí o sí. No sé que va a pasar, hay un momento muy delicado, creo que hay unas especulaciones brutales y muy interesadas contra el euro y contra la idea misma de Europa y creo que vivimos un momento delicadísimo.

P: ¿Y la reacción de los ciudadanos?

S: Pues los ciudadanos están hasta la mismísima punta de la … de rescatar bancos y de quedarse en el paro.

P: Algo de milagroso tienen, pero me gustaría tu reflexión sobre ¿dónde habita una canción?

S: Yo siempre repito una frase, que no es mía, pero que me parece maravillosa, que es que una buena canción es una buena letra, una buena música, una buena interpretación y algo más que nadie sabe lo que es pero que es lo único que importa. Hay un misterio en las canciones, viajan, se adueñan del corazón de la gente, permanecen en la memoria sentimental de las parejas o del momento que vivieron, y las que lo consiguen lo consiguen por algo muy misterioso que uno no sabe muy bien lo que es pero que es lo que buscan siempre quienes las escriben. No sé cómo explicarlo, tú lo has dicho: es un poco milagroso.

P: Alguna vez cambió lanzar bombas molotov por lanzar canciones, cambió las bombas por las canciones…

S: Parece ser que hacen más ruido las canciones que las bombas molotov.

P: Esa era la pregunta, ¿cuál es la relación entre una bomba molotov y una canción? ¿Hay canciones molotov?

S: Debería haberlas más. Las mías no lo son, pero fíjate, aquello fue un episodio que no es más que una anécdota en mi vida, sin embargo, haber escrito un montón de canciones… pues, las canciones no cambian el mundo pero el mundo sería invivible sin ellas.

P: Entre el humor y el amor…

S: A mi edad, ya me han obligado los médicos a quedarme con el humor, eso sí, humor negro.

(Se acabaron las preguntas…)

Quisiera decir, de verdad y de todo corazón, que qué ejemplo de periodismo, carajo, en serio. Ha sido un gusto estar con ustedes sin la menor cholulez y hablando en serio, como a mí me gusta. A la gente, decirle que estoy tan agradecido a Quito y con el corazón tan dispuesto que quisiera devolverles algo de lo mucho que me están dando pasado mañana en el Coliseo, así que ¡vengan, es una orden!

(Se levanta y comienza a aplaudir) Gracias! Es la primera vez en mi vida que aplaudo a la prensa!

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