NanoMundo con Fran Sevilla

Entrevista

«A esas mujeres las matan en primer lugar por el hecho de ser mujeres»

NanoMundo tiene el privilegio de poder conversar con este profesional de la comunicación sobre machismo, sobre América Latina o sobre la situación actual del periodismo.

En una conferencia, Fran Sevilla afirmó que «un buen corresponsal es aquel que tiene un compromiso con la audiencia, con los valores universales y sobre todo con las víctimas».

En su trabajo «Las Madres de Ciudad Juárez» para Radio Nacional de España (RNE) siguió al pie de la letra estos principios, y por ello, por la valentía y por la cercanía que destilan sus crónicas radiofónicas, Fran Sevilla ha sido galardonado con el Premio Internacional de Periodismo Rey de España que promueve la Agencia EFE.

En su discurso de agradecimiento por el premio, Fran Sevilla declaró que el galardón sobre todo supone un reconocimiento precisamente a esas mujeres de Ciudad Juárez, a su lucha diaria contra la violencia machista. Por su parte, el jurado destacó el valor de la denuncia que Sevilla realizó al transmitir sin tapujos el testimonio de ocho madres de chicas asesinadas y desaparecidas. Su trabajo “desnuda la indiferencia de las autoridades ante el drama que viven las mujeres en dicha ciudad”.

Y es que esta es la filosofía que impregna cada crónica de este veterano corresponsal, que sin eufemismos y sin pervertir el lenguaje ha informado a sus oyentes desde incontables rincones del planeta, entre ellos Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Yugoslavia, Oriente Próximo, Perú, Bolivia, Pakistán, Afganistán o Irak.

¿Has leído por casualidad 2666 de Roberto Bolaño?

Si

Como sabe, en ese libro se insinúa que detrás del asesinato de cientos de mujeres existe una industria de películas snaff. Otras fuentes apuntan a una mafia de tráfico de órganos. ¿Por qué tanta impunidad? Tú que has estado allí trabajando, ¿cuál es tu opinión sobre esta realidad?

Yo creo que son todas las razones y ninguna concreta. El asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, con ese agravante de ensañamiento, de secuestro, la tortura, la violación, a veces incluso cercenando sus órganos genitales, sus pechos… se produce por una situación de absoluta impunidad, de corrupción, de falta de ley de derecho y, en ese sentido, no hay una única razón. Estos asesinatos se atribuyen a hacer películas de ese tipo o se atribuyen a psicópatas que cruzan la frontera o a narcotraficantes… Es un poco el conjunto de todo ello y también de la violencia doméstica, de la violencia machista que se ampara igualmente en esa impunidad, en esa falta de derecho, en saber que estos casos nunca se resuelven, para hacer lo mismo exactamente con sus mujeres, novias, ex –compañeras…

En una conferencia, creo recordar, dijiste que cuando el diccionario acepte la palabra “feminicidio” habrá cambiado una realidad…

Entre las muchas facetas de la lucha de la mujer por la igualdad está también la de la lengua. Hace mucho tiempo que el idioma no es inocente, que las palabras no son inocentes y estamos acostumbrados a un lenguaje machista, en el sentido de que todo lo nombramos como si el hombre fuera el centro y no: son hombres sólo la mitad de los seres humanos que habitamos el planeta. En ese sentido las instituciones como la Real Academia de la Lengua, que se ocupan del idioma, están normalmente controladas por hombres a los que les cuesta mucho darse cuenta de esa realidad y dar ese paso de cambiar.

Recuerdo que hace ya muchos años algo que hoy es comúnmente aceptado cuando se hablaba de la abogada, por ejemplo, el abogado y la abogada, y la gente lo escuchaba como si eso fuera algo raro y hoy todos lo aceptamos. Yo supongo que tarde o temprano “feminicidio” se irá aceptando, entre otras cosas porque define muy bien de lo que estamos hablando: a esas mujeres las matan en primer lugar por el hecho de ser mujeres, es decir, se trata de una especie de asesinato u homicidio contra la mujer y por eso el término “feminicidio” lo define muy bien.

Ahora estás de corresponsal en San José de Costa Rica para Radio Nacional cubriendo todo la realidad de América Latina. Fue en El Salvador y en Nicaragua donde precisamente empezaste tu carrera profesional. ¿Cuáles son los cambios más significativos que observas en la zona al haber vuelto después de tanto tiempo?

Yo creo que ha habido cambios en Centroamérica y también en el Cono Sur importantes, aunque los definiría más como cambios coyunturales. Por ejemplo en Centroamérica ya no hay guerras, es decir, esa violencia política que provocaba miles de muertos y un sufrimiento increíble ya no está ahí. Hubo una serie de procesos de paz que permitieron poner fin a esos conflictos internos. Algo similar ocurre con las dictaduras del Cono Sur. Ya no están los militares en el poder, hay una democracia formal donde los ciudadanos votan y eligen a sus gobernantes. Cuando digo que son para mí cambios coyunturales es porque lo que creo que no ha cambiado, lo que no se ha dado todavía, es el paso a unos cambios estructurales.

Por ejemplo, en Centroamérica, las razones que motivaban aquella violencia siguen en buena medida latentes. Son la exclusión de la inmensa mayoría de la población, la marginación, la miseria, es decir que hay un caldo de cultivo propicio para el surgimiento de la violencia. La diferencia es que antes era una violencia, llamémosla de tipo político, que se orientaba a la formación de grupos armados que luchaban contra los militares y el poder establecido y ahora esa violencia se encauza por vía de lo que llamamos la delincuencia común, de bandas juveniles, de narcotráfico, etcétera. Pero las razones de la violencia siguen siendo las mismas, sigue siendo la profunda miseria, la injusticia absoluta, las enormes desigualdades y te diría que, por ejemplo ahora, en El Salvador de hoy en día, mueren más personas por violencia que durante la guerra civil.

Y respecto a las dictaduras del Cono Sur, pues… hay democracias ahora pero todavía no se ha hecho justicia del todo, todavía la impunidad con la que los militares saquearon a esos países, a Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay…, la verdad es que todavía cuesta mucho, todavía se está debatiendo si se obliga a los militares a que digan dónde enterraron o dónde arrojaron a los desaparecidos. Los procesos que en unos años se han abierto contra esos militares avanzan muy lentamente y hay otro elemento y es que esas dictaduras militares vendieron los recursos del país, destrozaron las economías y son los ciudadanos de hoy los que están pagando las sucesivas crisis económicas.

En aquellos momentos la influencia de EEUU era más que descarada. Ahora ¿cómo ves esa influencia de las grandes potencias, Europa también, en la zona?

Evidentemente sigue habiendo una gran influencia tanto de EEUU como de Europa. A veces no de una manera tan directa políticamente sino indirecta, por ejemplo, hay mucha influencia vía las grandes empresas transnacionales petroleras, de comunicaciones, bancarias… EEUU ha vivido unos años, básicamente por el conflicto en Irak o en Afganistán, en los que sus políticas se distanciaron un poco de América Latina. Pero no podemos dejar de olvidar que como decía en su día el presidente Reagan, Centroamérica es su patio trasero y que esa vocación de controlar a los países latinoamericanos viene ya de muy lejos, del presidente Monroe cuando estableció la famosa doctrina Monroe de América para los americanos, dando la señal de partida para esa explotación. Así que se puede decir que hoy hay algo de menor influencia por parte de EEUU, pero es algo que se puede revertir muy fácilmente. Sigue habiendo influencia, de hecho se está viendo con el Plan Colombia por ejemplo, con el estrangulamiento en Bolivia a la presidencia de Morales, vamos a ver qué ocurre con Venezuela donde las relaciones son muy tensas, y es evidente que directamente EEUU sigue teniendo mucha influencia y la va a seguir teniendo.

Siguiendo un poco con ese tema (personalmente me interesa mucho Ecuador), el presidente Rafael Correa declaró hace poco que su país no está viviendo “un momento de cambio sino en un cambio de momento”, es decir en un cambio de periodo histórico. ¿Cuál es tu opinión sobre esto y si crees que de alguna forma podríamos trasladar esta realidad al resto de países sudamericanos que están desarrollando otro tipo de democracia?

En buena parte de los países latinoamericanos se está tratando de llevar a cabo ese cambio estructural del que antes hablaba, lo que no tengo claro es si se va a conseguir. Hay muchos riesgos, muchas incertidumbres, muchas incógnitas que despejar porque está surgiendo una nueva generación de dirigentes con ideas progresistas, pero algunos con una tendencia hacia el populismo demasiado acusada y con los riesgos que eso comporta de acabar convirtiéndose en caudillos sin más.

¿Meterías en ese grupo a Ecuador?

En relación a Ecuador yo creo que el presidente Rafael Correa está todavía por definirse, es un proyecto nacionalista, progresista también, en un país en el que tradicionalmente unas pocas familias han controlado las riquezas y los recursos. Yo creo que el presidente Correa tiene voluntad de hacer ese cambio de momento histórico. Lo está intentando con la Asamblea Constituyente, pero vamos a ver si las cosas van por ahí, tanto si él va a estar a la altura de propiciar ese cambio histórico como si finalmente le van a dejar.

Cambiando un poco de tercio… ¿Qué es para Fran Sevilla una guerra?

Una guerra es un lugar terrible donde uno lo único que encuentra es sufrimiento, muerte, dolor… Una guerra es el resumen del fracaso del ser humano. A mí me ha tocado cubrir muchas y en una guerra uno se da cuenta de hasta qué punto los seres humanos nos hemos equivocado y uno se plantea si vamos a poder tener otra oportunidad para intentar corregir ese error.

A lo largo de su carrera ¿ha existido alguna ocasión en que se sintiera censurado?

No me he sentido nunca censurado. Hay varias razones para ello. Primero trabajo en un medio público en el que sí ha habido en algunas épocas del pasado manipulación, pero yo me dedico a la información internacional y la tendencia es manipular la información nacional, lo cual no quiere decir que tampoco en determinados momentos como la guerra de Irak… no haya habido también mucha manipulación desde los medios públicos. Pero bueno, yo siempre he considerado que la mejor manera de enfrentarse a esos intentos de manipulación es no contar con ellos.

Bien es cierto que también, por mi posición de los últimos años, resulta más sencillo no dejarme influir que compañeros que no pueden hacerlo… Es cierto que en su momento pudo, en su momento de hecho hubo consignas, pero yo, hace ya demasiados años que me dedico a esto como para permitir ahora que se me manipule.

Hay otro elemento que es que mi trabajo es radiofónico, crónicas diarias muy difíciles de manipularlas. Te pueden cortar pero no pueden cambiar lo que tú dices, no te pueden obligar a decir lo que no quieres decir. Y luego yo siempre he tenido muy claro cual es el lenguaje que tengo que utilizar. Te comentaba antes, hablando del feminicidio, que considero que hace mucho tiempo que las palabras dejaron de ser inocentes y en ese sentido yo nunca utilizo eufemismos. En todo momento hablo siempre de victimas inocentes, no de daños colaterales, jamás hablé de liberación para referirme a Irak, siempre dije invasión, nunca hablé de la coalición o los aliados sino de fuerzas de invasión, diciendo lo que son en realidad, porque llamar a las cosas por su nombre no quiere decir que no las apruebe. Uno puede estar a favor de una ocupación o en contra pero cuando hay una ocupación es una ocupación. Lo terrible es cuando alguien quiere dar la vuelta a esa realidad y para eso necesita evidentemente pervertir el lenguaje. Yo eso nunca lo he aceptado y en eso soy muy cuidadoso, en llamar a las cosas por su nombre.

Bueno y ya para finalizar, entroncando un poco con esto que dices sobre el lenguaje… Se habla de periodismo de corta y pega, de periodismo declarativo, de periodismo subvencionado por las propias fuentes. Infoentretenimiento. Se habla de líneas editoriales políticas y no deontológicas, de grandes medios que determinan una agenda que de tan vertiginosa y de tanta actualización desinforman. ¿Qué hacer ante todo esto para que el periodismo salga de ese pozo de desconfianza que sugiere en los ciudadanos?

Yo creo que es difícil salir de ese circulo vicioso entre otras cosas porque los propios medios no están muy interesados en salir de ello, incluso te diría que los ciudadanos a veces no se dan cuenta de hasta que punto llega esa sumisión del periodismo y de la información a otros intereses que tienen poco que ver con la información, intereses políticos, intereses económicos. Hay varios factores. Yo creo que por un lado están los intereses de las propias empresas en incrementar
su poder político y su capacidad de influencia para lo que utilizan los medios. En segundo lugar, las empresas de información, de comunicación, no miden la rentabilidad social de lo que hacen sino la rentabilidad económica y eso nos lleva a la contratación de un montón de jóvenes licenciados con escasa experiencia que evidentemente la tendrán que adquirir a lo largo del tiempo pero que, cuando empiezan a adquirirla, los echan y contratan a otros, entre otras cosas porque son contratos con sueldos de miseria, de explotación, sin horario… Un redactor o una redactora puede ser obligado en algún medio a, por la mañana cubrir un desayuno de trabajo sobre economía, al medio día, la presentación de un libro, por la tarde, el partido de fútbol del equipo local… es decir, no se puede dar una especialización. Y aquel que protesta, aquel que levanta la voz es inmediatamente excluido. Yo soy pesimista respecto al futuro de la información y de los medios de comunicación. Considero que tienen que estar ahí y que son imprescindibles en nuestra sociedad, su labor es fundamental para que se mantenga un régimen de libertades, de crítica al poder, pero veo inevitablemente que hay también otros intereses que hacen que la calidad de la información sea cada vez menor.

Tu hablabas de periodismo declarativo, pero a un redactor que tiene que hacer todas esas cosas, no le da tiempo a analizar y nos convertimos en… Soy muy critico con ese tipo de información de periodismo declarativo en el que somos meras correas de transmisión de lo que dicen los políticos y habla un político de un signo e inmediatamente vamos a cubrir lo que dice el político de signo contrario y así en un pim, pam, pum que no añade absolutamente nada y que copa todo el espacio y no nos deja ver lo verdaderamente importante.

Y ¿qué hay de los medios pequeños de Internet?

Yo creo que Internet es como todo. No hay nada que sea positivo al ciento por cien ni nada negativo al ciento por cien. Creo que toda esta vida tiene sus espacios y sus lados positivos y sus lados negativos. Internet para mi es una herramienta muy útil, que me imagino que sus inventores no calibraron, para la circulación de información, para una información distinta de la llamémosla oficial, pero también es una herramienta peligrosa y, de hecho, se utiliza también para desinformar, porque ahí no están determinadas las responsabilidades, para manipular información, para la calumnia, para una serie de cosas en las que nos movemos en un terreno peligroso. A mi Internet me parece un medio estupendo y los medios digitales ofrecen avances fantásticos pero también hay que tener cuidado porque no todo lo que circula por la red, no todo lo que se cuenta por la red se ajusta a la realidad.

Fran Sevilla, la voz de los olvidados – RTVE (El documentalista del Archivo Sonoro de Radio Nacional, -Ismael Alonso-, ha elaborado este reportaje con la realización técnica de María José Calvo para el programa «Bienvenidos a Casa». Este perfil también destaca otra virtud de Fran Sevilla: no olvidar nunca a las víctimas cuando ya no son noticia de portada en los medios de comunicación).

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